domingo, 11 de noviembre de 2012

Pilates, Antes, Durante y Despues de tu embarazo.



Como en todas las profesiones, a todos nos toca estar siempre a la última en lo referente a nuevas técnicas y aplicaciones de los ejercicios de Pilates. Para ello recientemente asistí a un seminario en Corpora Pilates.
Durante esa etapa que es la gestación, como ya sabéis, las mujeres sufrimos muchos cambios físicos, emociónales, hormonales etc… Lo más importante es prepárarte para el embarazo, él parto y postparto y cómo no, el Pilates es uno de nuestros mejores aliados durante todo el camino.

El embarazo es un tiempo donde el cuerpo de la mujer tiene grandes cambios fisiológicos, emocionales y anatómicos. El ejercicio durante el embarazo puede ayudar a la futura madre a reducir al mínimo cualquier incomodidad que puede ocurrir durante este período.  Cuatro factores principales deben tenerse en cuenta para hacer un programa de ejercicio prenatal completo: buena postura, respiración, refuerzo abdominal y dorsal, y refuerzo de piso pélvico. Pilates, por lo tanto, es un método ideal de entrenamiento para una mujer embarazada.


ES MEJOR EMPEZAR PILATES ANTES DEL EMBARAZO

El método Pilates es muy bueno para el embarazo cuando se hace bien y ello requiere un aprendizaje de la manera de respirar, de saber alargar la columna, mantener la pelvis estable, no subir los hombros hacia las orejas cuando se mueven los brazos… una serie de aspectos técnicos que lleva un tiempo aprenderlos. Por ello, si se ha hecho Pilates antes mejor: ya se tiene mucho avanzado.
Como anécdota puedo decir que también hemos constatado en los Cursos que hacemos para formar a monitores de Pilates, que muchas alumnas han quedado embarazadas durante el Curso.

 

PILATES SE PUEDE HACER DURANTE TODO EL EMBARAZO

Desde el primer mes al noveno. Pero aconsejamos que 15 días antes de la fecha prevista se dedique a otras cosas. Cada trimestre del embarazo tiene un Pilates distinto: en el primero se pueden hacer casi todos los ejercicios, en el segundo los objetivos son otros, y en el tercero se trabaja con la embarazada sentada o de pie. Hay que decir que a partir del 5º mes de embarazo no se debe hacer Pilates en posición supina (acostada boca arriba). También hay que evitar en el segundo y tercer trimestres hacer ejercicios que aumenten mucho la presión del abdomen. Pero Pilates tiene muchísimos ejercicios y recursos para adaptarse a cada persona. Por eso es importante que el monitor conozca los mejores para cada momento.
La mayor parte del repertorio Pilates y los aparatos en sí mismo pueden ser usados durante el embarazo, pero tienen que hacerse modificaciones, como apoyos con almohadones, balones, etc.


 MEJOR CLASES INDIVIDUALES QUE EN GRUPO

Cada embarazada tiene una forma física diferente. Cada embarazada que hace Pilates está en distinto mes de desarrollo. Las clases en grupo no permiten dedicar la atención personalizada a corregir los malos movimientos… Por ello aconsejamos la clase individual: un monitor con una embarazada (o a lo sumo dos, con el mismo nivel de aprendizaje Pilates y el mismo estado evolutivo). De este modo se va avanzando y cambiando los ejercicios al ritmo de cada embarazada y con los objetivos que se buscan al hacer Pilates.
También preferimos hacer Pilates en máquinas porque los ejercicios son más controlados y las posibilidades son infinitamente mayores. De todas formas, es bueno que la embarazada aprenda a realizar una pequeña serie de ejercicios, y cuando los haga bien, poderlos hacer en casa, entre sesión y sesión.
 


QUÉ BENEFICIOS SE ESPERA DE PILATES EN EL EMBARAZO?

Los beneficios de hacer Pilates son muchos, pero como en cada fase del embarazo el cuerpo de la mujer va cambiando, se requiere anticiparse a esos cambios para que sean positivos. Me refiero por ejemplo a las varices y a la hinchazón de las piernas: como eso se manifiesta en la segunda mitad del embarazo, los ejercicios de piernas y tobillos los incluimos pronto, y además los podemos hacer tumbadas boca arriba: Pilates tiene muy buenos ejercicios en las máquinas en esa posición.
Pilates fortalece la espalda y la hace mantenerse alargada y flexible. Eso ayuda a prevenir los dolores de espalda del embarazo. Al aumentar el volumen y el peso del vientre (sobre todo a partir del 5º mes), hay que tener buenos músculos dorsales entrenados para mantener el centro de gravedad y evitar los dolores lumbares. En los últimos meses del embarazo fortalecemos la zona dorsal y los brazos, porque de esa manera entrenamos a la futura mamá para que luego tenga fuerza para coger al niño en brazos, levantarlo de la cuna… y muchos de los gestos y acciones que luego tendrá que hacer.
 

Uno de los efectos más apreciados es el del fortalecimiento del suelo pélvico. Es importante hacerlo bien y que el monitor sepa cómo hacerlo, pues el suelo pélvico debe ser fuerte pero también flexible!!. Con ese trabajo facilitamos el momento expulsivo del parto y la recuperación post-parto.
Pilates es un ejercicio “muy respirado”.  Cuando el útero empuja el abdomen también dificulta la respiración. Con Pilates se mejora la capacidad de movimiento torácico y por tanto la respiración. Todo eso es positivo para la oxigenación de la sangre, para la buena condición física, para el momento del parto…
Aunque pilates tiene más efectos positivos sobre el embarazo (flexibilidad de los hombros, apertura de pecho, mejora postural, mejora del caminar…), podemos comentar uno final que nos comentan las clientes embarazadas: duermen mejor y tienen menos ansiedad, se sienten más seguras consigo mismas. Ya hay varios estudios que lo confirman. Y no es poco!!.
Son muchas las embarazadas que ya acuden a hacer Pilates durante el embarazo. Pero mejor hacerlo antes de quedarse embarazadas para sacar el máximo provecho de las sesiones. Laura Sánchez es una de las muchas conocidas que lo ha hecho y comprobado en nuestros centros.


En Corpora Pilates hemos introducido además una sesión informativa gratuita antes de que la embarazada (haya tomado clases antes o no) empiece. Así entiende claramente los objetivos y se siente más protagonista de lo que hace.
CENTROS CON MONITORES FORMADOS CON CORPORA PILATES EN EL EMBARAZO.


Laura Cabral. Directora de Corpora Pilates
Dr. Juan Bosco Calvo. Autor de “Pilates Terapéutico”

Modelos: Vanesa Serrano y Elena Anton.




miércoles, 29 de agosto de 2012

CONCLUSION


Se considera que Joseph Pilates se adelantó a su época en sus estrategias para fortalecer todo el cuerpo y en su análisis de los elementos que constituyen una vida saludable en sentido global. Se dice que siguió definiendo, perfeccionando y poniendo a prueba su filosofía de preparación física durante toda su vida, esforzándose por ayudar a las personas a superar sus limitaciones físicas.

            Actualmente, a medida que la ciencia sigue descubriendo más y más sobre el movimiento de los músculos y articulaciones, los profesores de Pilates siguen desarrollando el método que se basa en las enseñanzas originales de Joseph.

            Sin embargo, los principios que subyacen al método se mantendrán siempre y continuarán ejerciendo un gran impacto sobre la salud y la vida de quienes practiquen Pilates.

Totalmente de acuerdo,Eva Molina.


Compartir Pilates con tu bebe

UN PROGRAMA COMPLETO DE EJERCICIOS PARA DESPUÉS DEL PARTO.
Recupera la forma física y estrecha vinculos con tu hijo.
 
El pequeño centro de poder de mama
 
<< No imaginaba que los bebés pudieran llorar tanto. No tenía la menor idea de dónde me había metido. Para ser sincera, llegué a pensar que las clases de pilates con bebes no eran lo mio,pero a dia de hoy me encanta trabajar con ellos y sobre todo con sus mamis>>.
                                                        
 La colchoneta en su sitio, la botella de agua, dos toallas y música suave. Estás preparada para dar la bienvenida a tu pequeño compañero de fatigas. Te colocas en posición, pones al bebé en la colchoneta y... ¡Vaya hombre!, el pobrecito echa a llorar. ¿Y ahora qué?.
A menudo basta un poco de flexibilidad, calma y creatividad para despertar su interés y conseguir su colaboración. En esta entrada os ofrecezco algunas directrices generales y consejos más específicos para seducir a tu hijo en la práctica de PILATES. Es muy fácil. Se trata simplemente de adaptar el ritmo y el tono de los cambios a su siempre inestable estado de ánimo. Tu misión aquí es crear una atmósfera atractiva para el niño sin que ello perjudique la realización de un trabajo óptimo. Conseguirlo es un acto de equilibrio. Te ahorrarás muchas decepciones si reconoces desde el principio que no es algo que puedas controlar completamente. Con un bebé es imposible predecir lo que puede ocurrir de un momento a otro. Por una parte, toda actividad física te ofrece, y también a tu hijo, una nueva aventura. Su compañía te garantiza que los ejercicios nunca serán demasiado rutinarios. En realidad, la flexibilidad implícita en la práctica te invita a ser espontánea y juguetona con él. Nada es más reconfortante para ambos que la diversión compartida. Puedes ser tan creativa y sugerente como quieras mientras interactúas con tu bebé. Canta, bésalo, nombra las partes del cuerpo o muévete al compás de una canción de cuna al tiempo que realizas los movimientos de Pilates. Dicho de otro modo, considéralo como un tiempo de juego y de trabajo al mismo tiempo para ti y para tu hijo, algo así como una actividad multitarea.
 

El tiempo lo es todo
 
La primera regla es estar atento a los cambios constantes del bebé en su estado de ánimo y sus necesidades. Los recién nacidos pueden disgustarse, sentirse incómodos, tener hambre, estar mojados, somnolientos, distraídos o desconcertados siempre con arreglo a su reloj biológico. Nuestro programa de Pilates debe estar invariablemente subordinado a sus exigencias. El tiempo lo es todo. No planifiques la práctica cuando tu hijo tiene hambre o se está preparando para dormir un poquito (éste puede ser un momento ideal para hacer ejercicio tú sola o aprovechar, al igual que él, para dormir un poco). La mayoría de los niños pequeños disfrutan de un período de tiempo durante el día en que están más despejados y se muestran más sociables; algunos, a primera hora de la mañana, y otros después de la siesta de media tarde. Las madres lactantes tal vez prefieran dar de comer a su hijo antes de empezar los ejercicios para evitar las desagradables molestias derivadas de unos senos a reventar de leche. Si tienes que interrumpir los ejercicios para alimentarlo o cambiarle el pañal, puedes reanudar la rutina de inmediato. Espera un poco para que el niño haga la digestión; de lo contrario podría vomitar.
  
 
Algunos días son mejores que otros

 Es importante conservar el sentido del humor y la predisposición para improvisar durante los ejercicios para que la experiencia de Pilates con el niño sea lo más satisfactoria posible. Habrá días en los que al principio se mostrará reacio a elevarse o rodar contigo en la colchoneta, para luego seguir practicando cuando ya estás exhausta. Otros días sólo querrá repetir un movimiento una y otra vez, ad nauseam, como por ejemplo << Rodar con una pelota>>, pero nada más. Podrías tumbarte boca arriba, hacer muecas divertidas, darle un masaje en las extremidades y cantarle una canción, y aun así no conseguirías que dejara de llorar.

Requisitos mínimos
 
Cuando tu hijo dice basta, deberías por lo menos intentar la<< Serie de Estómago>>. A decir verdad, te sugeriero que forme parte de tu hábito diario, ya sea tú sola o con tu bebé. Con un poco de brío, en cuestión de cinco minutos puedes realizar este grupo de cinco o seis ejercicios abdominales. En cualquier caso, y dependiendo de su estado de ánimo, es posible que tengas que combinar y adaptar tu rutina en caso de que el niño parezca estar disgustado. Con el tiempo descubrirás qué ejercicios prefiere hacer contigo y serás capaz de prolongar la sesión alterando la secuencia de los movimientos para que se sienta a gusto y feliz. La flexibilidad es fundamental. Evitará que te sientas frustrada y enojada. Recuerda asimismo que sólo necesitas hacer diez o menos repeticiones de cada ejercicio; más podría amenazar la integridad de tu alineación. Por otro lado, diez repeticiones con concentración y alineación son preferibles a cien bruscas, irregulares y precipitadas.
  
 
El dúo dinamico: De la mano de tu hijo
 
Sin pronunciar una palabra, el bebé es capaz de comunicarte sus deseos, necesidades e intereses. Cuando sonríe o frunce el entrecejo, te mira a los ojos o a otra parte, gorjea o da grititos te lo está <<diciendo>> todo acerca de su estado de ánimo y <<pidiéndote>> que le respondas. Durante el ejercicio, presta atención a lo que dice y honra a sus mensajes con una réplica. Tu hijo sólo pretende implicarse en una danza de la comunicación contigo. Identifica y potencia estos intentos de interacción. Cuando le respondas, procura adaptar tu reacción a su estado de ánimo. Si tienes la sensación de que está pidiendo a gritos una acción más intensa, sube un poco el volumen de la música, acompasa más los movimientos y parlotea con él.

Y cuando adviertas que ya ha tenido suficiente estimulación, pisa el freno y respeta su necesidad de relajación. Recuerda que el estado de ánimo de los bebés cambia constantemente mientras intentan alcanzar el equilibrio en su nivel óptimo de excitación. Si lo ayudas a tolerar y disfrutar de una mayor estimulación y luego a tranquilizarse, le enseñaras a regular sus emociones.

¿Cómo puedes saber que tu hijo ya ha tenido suficiente estimulación en un momento determinado? Fíjate en estas señales: nerviosismo, cerrar los ojos, volver la cabeza, evitar tu mirada, fruncir el entrecejo, amodorramiento y por supuesto llorar.
 
 
 <<¡Socorro! ¡Esto no funciona!>>
 
Si el niño empieza a agitarse o a llorar durante la sesión, ten en cuenta las sugerencias siguientes:
 
● Cambia de posición. Cambiar la forma en la que lo sujetas le proporciona una nueva sensación vestibular y una nueva imagen visual. Estas simples novedades pueden ser suficientes para distraerlo. Prueba otras posiciones; algunos bebés pueden ser muy particulares en lo que les gusta y disgusta.
 
● Un ligero balanceo puede tranquilizarlo.

● Ponte de pie. Algunos niños dejan de llorar si lo tomas en brazos y los arrullas en pie. Es un buen momento para practicar los <<pliés de pie>>.
 
● Ofrécele ejercicios con un mayor contacto pecho-pecho, caricias o abrazos. Cuando apoyas el pecho de tu hijo contra el tuyo, siente el relajante y familiar latido de tu corazón.
 
 
● Ponlo en posición vertical. Sostenerlo con la cabeza erguida suele aliviar el estrés y fomentar la concentración. Como decía Daniel Stern, psiquiatra e investigador infantil, <<poner a un bebé en posición vertical es, para su sistema nervioso, como cambiar de marchas en un automóvil. Se tranquiliza físicamente, pero aumenta su alerta mental en el sentido de mostrarse más abierto a las imágenes y sonidos de su entorno.>>
 
 
● Colócalo boca abajo. Algunos pequeñines, y en especial los que sufren cólicos o trastornos gastrointestinales, se sienten más cómodos tumbados boca abajo.

● En caso de que el niño se muestre incómodo boca abajo, intenta lo siguiente:
     
1. Empuja suavemente en el sacro o la región lumbar. Lo ayudará a arquear la espalda.

2. Dale unos cuantos golpecitos reconfortantes.
 
 
Colócalo sobre tu pecho, sobre todo si es muy pequeño, para que disfrute del contacto.

● Prueba con alguno de sus movimientos <<favoritos>>. Entre los más populares se encuentran el <<Rodamiento con una pelota>>,<< Estiramiento de una pierna>>, << El rompecabezas>>,<< Estiramiento lateral de una pierna>> y <<La diosa (El rollo) >>.

● Interrumpe la sesión para alimentarlo y luego reanuda el trabajo.

● Dale un masaje relajante y suave, pero firme. No le hagas cosquillas; puede disgustarlo o distraerlo.

● Sigue las sugerencias de las pp. 92-95 para que los ejercicios sean más divertidos.

● Presta especial atención a las partes más sensibles del cuerpo del bebé, tales como el rostro, las palmas de las manos, las plantas de los pies y el esternón.
 
 
La seguridad ante todo

 La edad y el desarrollo de tu hijo deben tener un evidente efecto en la forma de trabajar juntos. Si es muy pequeño, deberás tener muy presentes sus habilidades limitadas, especialmente su fuerza muscular inmadura y la falta de control del cuello y la cabeza. No hace falta decir que la seguridad del bebé es primordial. Sujétalo bien para que su cabecita no venza adelante o atrás, o se caiga de tu regazo. Hasta que no muestre un control adecuado del cuello, asegúrate de que la columna está siempre recta. No olvides que la cabeza de tu hijo comprende una parte muy elevada de su peso corporal. Un recién nacido no sabe aún corregir la posición por sí solo y contrarrestar la gravedad si la cabeza no está en la posición correcta. El inputsensorial que necesita para corregirla todavía no se ha desarrollado. Si el niño está sentado, sostenlo con firmeza por el cuello y la espalda colocando las manos en sus axilas y ahuecándolas en la nuca.
 
 
Y ahora algunos consejos adicionales:

 
● Evita mantener su cabeza por debajo del resto del cuerpo durante más de unos breves momentos. Esta posición favorece un flujo excesivo de sangre en la cabeza.

● No hagas movimientos bruscos durante los ejercicios. Tu hijo no es un muñeco de trapo. Muévelo con suavidad mientras lo cambias de posición. La brusquedad desconcierta y asusta a los bebés.

● Sujétalo con firmeza e intenta manejarlo de una forma segura y confiada.

● No lo obligues a ir más allá de lo que es capaz de hacer fácilmente.

● Recuerda que a los recién nacidos les gusta estar cerca del cuerpo de mamá, preferiblemente en contacto con su piel. De este modo pueden olerla, sentir su calor, escuchar los latidos de su corazón y mirarla a la cara. Asimismo, la mayoría de las madres han observado que sujetarlos más cerca de su centro resulta más confortable para el bebé, sobre todo para su postura. Si lo sostienes demasiado lejos de tu cuerpo, someterás su espalda, cuello y hombros a una innecesaria sobrecarga.

 
 
Las necesidades de tu bébe cambian
 
A lo largo de su primer año de vida, tu hijo evoluciona a un ritmo increíblemente rápido hasta una menuda persona capaz de hacer movimientos voluntarios, pasar largos períodos de vigilia y desarrollar una completa habilidad motora. Lógicamente, la edad del niño influirá en la naturaleza de la práctica física contigo. Durante el ejercicio con un bebé, en ocasiones se tiene la impresión de que es un pasajero pasivo mientras que tú acabas agotada. A medida que el estado de alerta del niño va en aumento, se muestra físicamente activo e implicado socialmente, el trabajo será el de un compañero cada vez más dinámico. Si ya es un poco mayorcito, tal vez prefiera explorar el entorno mientras practicas, entreteniéndose él solito en tu íntima y confortable presencia, o por el contrario mostrarse como una pareja formidable.

 
 
De recién nacido a tres meses

 De recién nacido, tu hijo muestra una innegable predilección por la posición fetal, sus movimientos son incontrolados y bruscos, sólo es capaz de mover la cabeza de lado a lado y no la sostiene por sí solo. Apenas ve a 20-25 cm lo que tiene enfrente, tiene dificultades para seguir la trayectoria de un objeto y duerme la mayor parte del tiempo. No te deprimas pensando que tu trabajo con él es inútil. Recuerda que puede reconocer tu voz, tu rostro y tu olor, y que ya tiene un reflejo que lo anima a volver la cabeza en la dirección de un sonido. Alrededor de los dos meses, tu bebé empezará a deleitarte con su maravillosa sonrisa, y entre los dos y los tres meses, oirás sus primeros gorjeos. Aproximadamente a los tres meses es posible que empiece a estirar y flexionar los brazos y las piernas, que abra la mano y que golpee los objetos a su alcance.

Con un recién nacido tus interacciones serán más sutiles mientras empiezas a conocerlo, y él a ti, a través de un intercambio de contacto visual, expresiones faciales, fragancias, tacto y sonidos. No olvides que estás desempeñando una función esencial: lo sostienes y lo mueves al ritmo de los movimientos de tu cuerpo. Como dijo Stanley Greenspan, tu rol como madre en los primeros meses de vida de tu hijo consiste en <<ayudarlo a mirar, escuchar, empezar a moverse y tranquilizarlo>>. Durante los ejercicios mantén un contacto visual frecuente con el bebé, cuéntale lo que estás haciendo y responde a sus cambios en el estado de ánimo adaptando tus movimientos.
 
 
De tres a seis meses

 Tu hijo está empezando a establecer una relación mucho más íntima contigo e intenta participar cada vez más en <<conversaciones>> más elaboradas mediante la sonrisa, el gorjeo y los gestos. A los cuatro meses empezará a parlotear contigo y se reirá si siente cosquillas, y a los seis, te dará la sensación de que ya está realmente hablando. Durante este lapso de tiempo, el bebé desarrolla un creciente control del tronco. A los cuatro meses empieza a mostrar signos de control del cuello y la cabeza, y disfruta cuando lo sostienes sentado, a pesar de ser incapaz de sostenerse él solo. A los cinco meses, dotado ya de un mayor tono muscular en el tronco, será capaz de rodar de boca arriba a boca abajo, y a los seis incluso se sostendrá por sí mismo en la posición de sentado aunque sólo sea durante unos vacilantes momentos. Mientras trabajas con un niño de esta edad, no olvides tenerlo la mayor cantidad de tiempo posible sobre tu vientre.
 
 
 
Veamos algunas formas divertidas de implicar a tu bebé:

 ● Cuando el niño esté boca arriba, abre y cierra suavemente los brazos.

● Con el bebé boca arriba, mueve sus piernas adelante y atrás como si estuviera pedaleando en una bicicleta. Este movimiento fomenta el desarrollo muscular en las piernas, pero no fuerces las extensiones más allá de las caderas o los hombros para evitar dislocaciones en las articulaciones de la cadera. Puedes aplicar los mismos principios de Pilates acerca de la alineación: trabaja siempre dentro de los límites de su estructura corporal.

● Sugiéreles juegos de imitación. Saca la lengua o abre la boca y observa si responde igual. A medida que vaya creciendo puedes complicar un poco más los movimientos, como describir círculos con la cabeza. También puedes imitar algunos de sus gestos y sonidos. Si gorjea, hazlo tú también, y si se lleva la mano a la cara, haz lo mismo. Si se muestra activo participando contigo en este juego de imitación, recompénsalo con mimos, caricias y sonrisas.
 
 
● Dale un sonajero.

● Nombra las partes del cuerpo. Cuando el niño descubra o toque una parte de su cuerpo, dile cómo se llama. Asimismo puedes decirle el nombre de las partes del cuerpo que estás utilizando durante los ejercicios.

● Proponle juegos acústicos como <<vamos a poner en marcha el motor>> con los sonidos correspondientes y simulando girar la llave de contacto del coche en su ombligo.

● Con el bebé boca abajo, puedes estimularlo a gatear apoyando sus manos en el suelo con las palmas abiertas. Si presionas sus manos experimentará la dureza del suelo.
 
De seis a doce meses
 En la segunda mitad de su primer año, tu hijo se mostrará mucho mas interesado en explorar el mundo que lo rodea e intentará tocarlo todo. A medida que vaya adquiriendo control de su cuerpo y mayor fuerza muscular, deseará practicar sus nuevas habilidades motoras y afirmar su recién descubierta independencia. ¡Bienvenido sea a tu diablillo superactivo! Alrededor de los ocho meses es posible que se siente solo, que gatee y alcance objetos con el pulgar y el índice; a los diez podría <<navegar>> de un lugar a otro, y a los doce dar sus primeros pasos o estar a punto de hacerlo. Junto con su creciente autonomía, el vínculo físico y afectivo contigo llega a su punto más álgido, y aproximadamente a los nueve meses desarrolla ansiedad ante un desconocido. Socialmente, tu bebé empezará a jugar contigo en lugar de esperar a que le tires la pelota rodando, y entre los nueve y los doce meses es más que probable que te sorprenda con su primera palabra.
Veamos algunas formas agradables para estimular la participación activa de tu bebé ya no tan pequeño:
● Realiza ejercicios delante de un espejo para que el niño pueda ver su imagen y la tuya.
       ● Entre sus ejercicios predilectos estarán los siguientes: <<Rodar con una pelota>>, <<Estiramiento de una pierna>>, <<Plies de pie>>, <<El rompecabezas>>, <<Estiramiento lateral de una pierna>> y <<La diosa>> (El rollo)>>. Durante la Serie de Estómago, puedes añadir los <<vuelos>>, sosteniéndolo en el aire con los brazos extendidos.
    ● Incorpora juguetes a la sesión de ejercicio. Ahora a tu hijo le encanta explorar diferentes objetos.
    ● Implícalo en el <<juego de los nombres>> de objetos, personas o actividades que llamen su atención.
       La clave es divertirse. Si tu bebé no parece reaccionar con placer a un juego o interacción, querrá decir simplemente que todavía no está preparado para ello y que debe madurar un poco más. No se lo impongas. Con frecuencia, basta esperar algunos días o semanas.
 
¡¡¡¡ ANIMO A PRACTICAR ¡¡¡¡
 Saludos Eva M.S.
Especial reconocimiento y un gracias a mis molel@s y alumnos:
 
Elena y Marcos.Esther y Gonzalo.Nereida y Pablo.
Vanesa y Aitor.
 
Nota: Si estas interesad@ en practicar Pilates con tu bebe en clases colectivas de 3 a 4 bebes por grupo ponte en contacto con nosotros através de evamolinasanchez@hotmail.com y te informaremos.